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¿Por qué mi hijo no juega solo?

Después de mucho tiempo aprendiendo a mirar a los peques de otra manera, aprendiendo sobre desarrollo y movimiento libre, sobre actividad autónoma y, aprendiendo lo que es “jugar” de verdad, algunas respuestas parecen ir surgiendo y me parece interesante poder compartirlas con vosotros por aquí.

El que nuestro bebé o niño algo más mayor no quiera jugar solo no indica que haya ninguna dificultad en su desarrollo, quizá incluso podríamos afirmar todo lo contrario. Que nos busque para que juguemos con él, que nos reclame y llame nuestra atención, es algo a priori deseable, porque indica que posee unas habilidades de interacción y comunicativas buenas, desea que estemos interaccionando con él y participando en sus juegos.

No obstante, es deseable que el peque sea capaz de organizar y planificar sus actividades, diseñarlas y elaborarlas sin nuestra intervención, por lo menos en algunos momentos, más allá de que esto nos permita, como adultos muchas veces sobrecargados, descansar un poco o dedicar nuestro tiempo a otros quehaceres como tareas del hogar o algo de trabajo. Es deseable que nuestro bebé juegue solo a ratitos porque le va a permitir crecer en autonomía, establecer sus propios planes y metas, investigar la mejor forma de conseguirlos, ensayar, equivocarse y volver a probar, por propia iniciativa, lo que va a promover el aprendizaje significativo. Aprendemos haciendo, ¿verdad?

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